jueves, 9 de agosto de 2012

Rapsodia Mexicana para Orquesta, Carlos Islas Arias.


Rapsodia Mexicana para Orquesta, Carlos Islas Arias.
Esta obra surgió a raíz de una comisión hecha a un servidor por la Coordinación de Orquestas del Sistema Nacional de Fomento Musical dependiente del CONACULTA en el año de 2011.
Se me sugirió hacer un arreglo que tuviera música de diferentes regiones del país. Lo cual acepté con gusto ya que desde antes de la mencionada comisión,  tenía una vaga idea acerca de realizar una rapsodia con canciones mexicanos. Se me sugirieron algunas piezas, que me parecieron adecuadas y agregué otras que, sobre todo, tuvieran cierta afinidad con las ya seleccionadas. Esta afinidad, tenía que ver sobre todo con cuestiones musicales: así por ejemplo traté de que las piezas tuvieran una cierta similitud rítmica; el lugar de origen de cada una también fue importante, e incluso la estructura melódica y armónica. Con ello, intenté que la Rapsodia Mexicana tuviera una cierta unidad estructural hasta donde lo permitieran las melodías elegidas.
 El orden y aparición de cada una de las piezas, dentro de la Rapsodia Mexicana, también fue cuidadosamente pensado. La forma de la Rapsodia Mexicana es hasta cierto punto circular, es decir, hay un regreso a modo de ritornello, enmarcado todo dentro de una estructura armónica y melódica que se despliega a lo largo de toda la obra.
Las piezas mexicanas que conforman la Rapsodia Mexicana son las siguientes:
1.       El Carretero (Jalisco)
2.       El Sinaloense (Sinaloa)
3.       El Nito (Oaxaca)
4.       El Corrido de Chihuahua (Chihuahua)
5.       El Quelite (Sinaloa)
6.       Campechana (Campeche)
7.       Peregrina (Yucatán)
8.       El Corrido de Monterrey (Nuevo León)
9.       Tampico Hermoso (Tamaulipas)
10.   El Tigre (Tabasco)
En ese orden aparecen, precedidas de una pequeña introducción, y están agrupadas de acuerdo al género musical. Así, las primeras tres son sones: El Carretero, El Sinaloense y El Nito, todas en compás de 6/8. Las tres siguientes están en compás ternario (3/4), y son: El Corrido de Chihuahua, El Quelite y Campechana, todas en ritmo de vals. La siguiente pieza es Peregrina en compás binario (2/4). Le siguen dos corridos: El Corrido de Monterrey y Tampico Hermoso, también en compás binario. Para enlazar las melodías se recurrió al recurso de transiciones, que elaboran de manera sencilla, ciertos motivos del material ya escuchado, algunos de esos motivos están presentes a lo largo de toda la Rapsodia, con el fin de lograr una cierta unidad.
La última pieza es nuevamente un son: El Tigre, la cual, cierra el ciclo de las diez piezas mexicanas elegidas, y además permite el regreso a una rítmica similar a la del inicio. Una característica de El Tigre, es que los grupos folklóricos que interpretan esta melodía incorporan un solo de percusiones, por lo tanto también existe uno en la Rapsodia Mexicana con la sección completa de percusiones de la orquesta, que funciona como transición, para enlazar a  la sección final: una recapitulación-desarrollo, en donde escuchamos nuevamente algunas de las melodías que conforman la Rapsodia Mexicana, elaboradas con algunos recursos contrapuntísticos. Así suenan otra vez El Tigre, El Carretero, El Sinaloense, El Corrido de Chihuahua, cerrando con El Nito con un tutti orquestal.
He de finalizar diciendo que la obra está dedicada a todas las orquestas juveniles del país, por lo que se contempló que la obra tuviera una dificultad de sencilla a media en el aspecto técnico-instrumental, con el fin de que la mayoría de las orquesta juveniles la puedan interpretar, y claro, es también un homenaje a los autores de las canciones seleccionadas:
El Carretero (Rubén Fuentes); El sinaloense (Severiano Briseño); El Nito (Samuel Mondragón)
El Corrido de Chihuahua (Felipe Bermejo); El Quelite (Alfonso Esparza Oteo); Campechana (Pepe Guizar); Peregrina (Ricardo Palmerín); El Corrido de Monterrey (Severiano Briseño); Tampico Hermoso (Samuel Lozano); El Tigre (Zapateo, Dominio Público)

Carlos Islas Arias, julio del 2012.