miércoles, 21 de marzo de 2012

Algunas apuntes sobre la composición musical.


El área de la composición musical siempre ha estado envuelta en mitos, leyendas y en una especie de halo de misterio, es decir, es poco comprendida, debido en gran medida, a que para conocerla más profundamente se debe estudiar de manera rigurosa en un Conservatorio o institución similar,  y aun así, si no se tuvo la adecuada orientación, puede ser que salga uno con poca comprensión.
Otro problema es que el área de la música es muy extensa. Actualmente existen tantos géneros que es muy difícil comprenderlos y abarcarlos todos ellos, tanto en la música comercial, como en la popular, folklórica y a la que nos referiremos: la música de concierto; y aun así, dentro de ésta sola área, existe una gran cantidad de corrientes que surgieron, la mayoría durante el siglo pasado, es decir el siglo XX, lo cual hace que su entendimiento sea difícil y complejo.
Entrando en el tema en cuestión de la composición musical, hemos de decir que desgraciadamente se tiene la errónea idea de que es algo o muy elevado, complejo o etéreo, o aún peor que todo llega por pura inspiración, es decir como dando a  entender que es un don proveniente de la divinidad. Nada más erróneo. Si bien hay que tener ciertas aptitudes, como en todo, eso no es suficiente.
Ya Beethoven decía, “El genio se compone del dos por ciento de talento y del noventa y ocho por ciento de perseverante aplicación”. Si bien es cierto, que nuestros impulsos son importantes, y con esto me refiero a nuestras intuiciones, a final de cuentas, esas intuiciones deben ir soportadas por un conocimiento. Este conocimiento puede haber sido adquirido de manera empírica (lo cual no siempre conlleva buenos resultados) o de manera más académica. Lo importante es integrarlo después a nuestras vivencias musicales, en este caso a la música que queremos transmitir, ya sea componiéndola o incluso interpretándola.

Otro aspecto que me gustaría comentar, y que creo que ayudará a entender un poco mejor este tema, es el hecho de que precisamente la composición musical tiene ciertas semejanzas con el acto de escribir un artículo como este, o mejor, con el acto de escribir un libro. Hay  niveles o planos dentro de los cuales se mueve el relato, en este caso la composición.  ¿Qué tan complejos son esos niveles o planos? Depende de las dimensiones y el sentido que se le quiera dar a la obra: no es lo mismo escribir un artículo que un cuento o aún más una novela, así, no es la misma dimensión y estructura para una pequeña pieza de piano, que para una obra multi-movimiento (como por ejemplo una sonata).
En una pieza musical, se cuenta una historia, pero no está articulada por palabras (como en un artículo, cuento o novela) esta historia está concatenada por las relaciones interválicas y armónicas propias de la música. Que tan bien las sabemos conducir, eso dependerá de nuestra imaginación, conocimientos y sensibilidad,  el buen suceso de una pieza u obra musical, es parecido a un buen suceso en el devenir argumental de una novela. Obviamente, con esto no pretendo decir que escribir una novela y una pieza musical de concierto sea lo mismo, simplemente comparo ciertos puntos en común que considero pueden tener ambos quehaceres artísticos, cada uno representado por sus propios hacedores artísticos, tan respetables unos, (los escritores) como los otros (los compositores).
Ambas creadores transmiten ideas, pero unas son ideas articuladas por medio del lenguaje hablado o escrito y las otras son ideas articuladas por medio del lenguaje musical;  el cual también tiene dos variantes: la vivencial y la escrita,  la música cuando se interpreta en vivo (cuando alguien interpreta o improvisa una pieza musical) es una vivencia musical inmediata y cuando la música aparece impresa en una partitura, es análoga a la palabra escrita.
Por cierto, para terminar como comentario adicional, diré que una partitura de música de concierto contiene mucha información a diferentes planos: armónico, melódico, rítmico, contrapuntístico y otros más sutiles como el plano tímbrico y el de alturas o registros, etc. Todo ello al servicio de la expresividad que a final de cuentas es lo importante an una pieza de música u otra actividad artística.
Más adelante seguiremos comentando más acerca de este tema y otros relacionados, gracias por leerlo y hasta luego.

Carlos Islas Arias